Teruel: territorio salvaje

En marzo de este mismo año estuve en uno de esos lugares que sin saber por qué, te dejan impregnados de su gran belleza oculta. Si, Teruel existe; y esconde no solo parajes completamente únicos sino además lleno de contrastes, todo esto rodeado de un aura salvaje con pueblos practicamente abandonados y bosques sin una sola casa. Para que os hagáis una idea de la variedad de paisajes os mostraré la galería de fotos tomadas durante nuestro viaje de apenas tres días a este territorio que rodea a la ciudad de Teruel.

Hospedados en la misma ciudad decidimos subir el primer día al segundo pico más alto de Teruel: el pico Javalambre que con sus 2020 metros hospeda en su base la estación de esquí del mismo nombre. A pesar de ser marzo y de su humilde altura respecto a otros colosos de la península pudimos encontrar bastante nieve y un entorno alpino muy digno.





Como todavía nos encontrábamos con fuerzas decidimos ir por la tarde a uno de los rincones más curiosos de la sierra: los amanaderos de Riodeva. Tras avanzar varios kilómetros por caminos sin vegetación arbórea de repente llegamos a este maravilloso oasis de cascadas y manantiales perdidas en mitad de la sierra que además llevaban una gran cantidad de agua gracias al deshielo.








El segundo día nos dirigimos dirección Albarracín con el objetivo de ver este grandioso pueblo (considerado como uno de los más bonitos del mundo) y el paraje natural de los pinares de Rodeno, sin duda un lugar único para los amantes del boulder o escalada en bloqe. El bosque es un también un laberinto de piedra, una piedra roja y de formas singulares, en adición a la cuna de algunas de las tribus más antiguas de la península.





Y como en el día anterior decidimos hacer un 2x1 de nuevo así que nos dirigimos a Calomarde, ya en plena sierra de Albarracín para andar por el barranco de la Hoz; no sin antes pasar por la gran cascada que hay cerca del pueblo.







Para el último día nos dejamos el que para mí era el plato fuerte del viaje aunque tras lo visto el listón estaba muy alto. Se trata del Barranco de Barrachina, un territorio donde parece que nos hemos trasladado al salvaje oeste Estadounidense pero que no obstante está a tan solo 15 kilómetros de la ciudad de Teruel. La combinanción del rojo de los suelos arcillosos con el verde de los pinos y el rosa de los almendros hacen que sea una auténtica gazada para la vista.








Y tras estos paisajes tocó regresar a nuestro hogar pasando de vuelta con el coche por lugares increíbles como el pueblo de libros y sus riscos en plena orilla del Turia. Una provincia que si bien es menospreciada en numerosas ocasiones tiene un gran potencial para el turismo más rural, sin lugar a dudas tocará volver a esta maravillosa tierra!

Consejos del viaje:
Nosotros fuimos en marzo que sin duda es una gran época para hacer estas rutas aunque siempre dependerá del año: en la sierra todavía hay nieve y los ríos van generalmente colmados de agua por lo que se agradece enormemente. La única pega es que todavía hacía bastante frío como para bañarse y eso que algunas pozas tenían una pinta increíble pero eso ya depende de gustos.
Para la zona del Barranco de Barrachina importante llevarse algo para protegerse del sol ya que en la mayoría del recorrido no habrá sombra para resguardarse. También es recomendable que lleveis algún mapa o ruta predeterminada ya que es una zona sin carteles orientativos y en ocasiones hasta sin caminos.

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